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Con este blog pretendo rellenar los huecos de este apartamento\"apartamiento" de hastío, absurdidad y diminutos espacios de imágenes, palabras y sonidos. Quizá este blog -como apartamento\"apartamiento" de espera de espacios vacíos- sólo gire en torno a una imágen de Stroszek subiéndose a un teleférico extranjero mientras su coche gira sin parar, mientras unos animales reales empiezan a bailar dentro de máquinas siguiendo simples melodías. Puede que Stroszek se monte en el teleférico para, simplemente, llegar al apartamento\"apartamiento" de C.C. Baxter y jugar una continua partida de cartas sólo, mientras Baxter espera en la cocina con una raqueta de tenis a que la pasta esté preparada. Quizá no. Puede que no; puede que sólo se quiera ir con su escopeta.
Éste es el blog como edificio. Lo demás irá apareciendo, y sólo será una prueba de reconocimiento de este espacio deshabitado, de este apartamento\"apartamiento" de cotidianeidad.

miércoles, 13 de abril de 2011

Hoy: Columna Fúnebre (relación:cabecera de Celebrities-Muchachada Nui)

Entrada dedicada al "multi-diplomado" 
 César Vidal, gran representante del rigor.

El "Javier Gurruchaga" de las ondas

Ayer por la noche el calor en este apartamento era insoportable. Era un calor viciado. Viciado por la odiosa cercanía del aún más odioso verano y por la maldita calefacción central del edificio, propiedad del aún más maldito -por supuesto, en un sentido peyorativo- propietario. Ha quedado claro, entonces, que odio el verano por encima de muchas cosas y que voy a dejar el edificio en cuanto pueda.
Tras esta serie de aclaraciones volveré, de nuevo, al comienzo. Anoche hacía mucho calor. Cuando hace calor me aburro, me aburro demasiado -Leopoldo María Panero fuma, fuma demasiado (yo, también)-. Apenas me muevo; tan sólo para hacerme un cigarrillo, encenderlo accionando el mecanismo de un mechero, ir al baño, beber agua, coger un libro, insultar, etc. Ayer cogí el portátil y me conecté a Internet. Tardó unos diez minutos en conectarse -lo cual me provoca un mayor aburrimiento-. Mientras lo hacía me fumé un cigarro más y jugué durante un par de minutos con el gato -igualmente hastiado por el calor-. Cuando acabó de conectarse me dediqué a buscar, a investigar cosas absurdas, pero, al fin y al cabo, interesantes, simpáticas... Llegué casi sin querer a la web de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España. Empecé a ver revistas y periódicos extraños, que parecían documentos desclasificados por cualquier gobierno -aunque en este caso sería, supongo, el español-. Y uno de estos documentos me despertó más curiosidad que ningún otro. Era una revista mensual, impresa en Madrid y publicada durante la segunda y tercera década del siglo veinte. El nombre es muy sugestivo: Vida Masónica. Pero lo realmente interesante de esta revista es que, en un solo número, hay un apartado realmente icónico:

 Éste es el único número en el que aparece el símbolo de la calavera. Ésto le da un mayor interés. Es más retro. Quizá en unos meses veamos a gente -no sé si masónica, pero sí vomitiva- como Lady Gaga, Justin Bieber o los Jonas Brothers con esta revista estampada en sus camisetas.