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Con este blog pretendo rellenar los huecos de este apartamento\"apartamiento" de hastío, absurdidad y diminutos espacios de imágenes, palabras y sonidos. Quizá este blog -como apartamento\"apartamiento" de espera de espacios vacíos- sólo gire en torno a una imágen de Stroszek subiéndose a un teleférico extranjero mientras su coche gira sin parar, mientras unos animales reales empiezan a bailar dentro de máquinas siguiendo simples melodías. Puede que Stroszek se monte en el teleférico para, simplemente, llegar al apartamento\"apartamiento" de C.C. Baxter y jugar una continua partida de cartas sólo, mientras Baxter espera en la cocina con una raqueta de tenis a que la pasta esté preparada. Quizá no. Puede que no; puede que sólo se quiera ir con su escopeta.
Éste es el blog como edificio. Lo demás irá apareciendo, y sólo será una prueba de reconocimiento de este espacio deshabitado, de este apartamento\"apartamiento" de cotidianeidad.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ya no hay nada en el recuerdo




Hacía tiempo que no veía esta pequeña grabación de una de los poetas más maltratados, tanto por sus enemigos como por sus pseudo-seguidores, quienes dicen de él que es el más alto -no como descripción de medidas métricas sino como descripción de medidas literarias- de los poetas malditos -maldita nomenclatura, malditos nomenclatores- de la literatura. Sobre todo, son odiosos los continuos actos de "amor" de los últimos. No deben haber sentido nunca el acceso de vómito que Leopoldo María Panero presenta con sólo escuchar las primeras letras de la palabra "maldito".
Este video contiene un poema de Leopoldo María Panero leído por el mismo Leopoldo María Panero. El poema es este poema:

Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero
hijo de padre borracho
y hermano de un suicida
perseguido por los pájaros y los recuerdos
que me acechan cada mañana
escondidos en matorrales
gritando por que termine la memoria
y el recuerdo se vuelva azul, y gima
rezándole a la nada porque muera.

El poema ya no es nada, ya no es recuerdo sino en su voz; en su castigada voz de fumador de cigarrillos eternos -"Fumo mucho. Demasiado./ Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio/ y oigo pasar la vida como quien pone la radio./ Fumo mucho. En el cenicero hay/ ideas y poemas y voces/ de amigos que no tengo. Y tengo/ la boca llena de sangre, [...]"-. Ya no es nada como tampoco es nada el loco que castiga los folios en blanco buscando que los bolígrafos se agrienten entre sus dedos, se difuminen como tinta azul ya seca. Sigamos con nosotros, seamos un poco Leopoldo María Panero.

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